Un joven jardinero persa me dijo:
—¡Sálvame! Encontré a la muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche quisiera estar en Ispahan.
Yo le presté mis caballos. Por la tarde, me encontré a la Muerte y le pregunté:
—Esta mañana, ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
—No fue un gesto de amenaza — le responde — sino un gesto de sorpresa.
Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en
Ispahan.
He tenido que cambiar los pronombres de 3º persona a 1º persona.
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